Agua para la Vida y la Salud – Fase III: Cáritas Yurimaguas impulsa acceso seguro al agua en comunidades vulnerables de la Amazonía peruana

Yurimaguas, Loreto (Perú) – El acceso seguro al agua potable sigue siendo uno de los principales retos en las comunidades rurales de la Amazonía. Para responder a esta necesidad, Cáritas Yurimaguas, con el apoyo del Ayuntamiento de Miguelturra (España), desarrolla el proyecto “Agua para la Vida y la Salud – Fase III”, que consiste en la instalación de pozos tubulares perforados con bomba manual en asentamientos humanos vulnerables del distrito de Yurimaguas (Alto Amazonas, Loreto).

El objetivo es reducir la vulnerabilidad sanitaria, mejorar la calidad de vida y fortalecer la resiliencia comunitaria frente al cambio climático. Las comunidades beneficiadas enfrentaban problemas como dependencia de fuentes superficiales contaminadas, brotes recurrentes de enfermedades diarreicas y riesgos asociados a inundaciones y deforestación.

¿Qué aporta el proyecto?

  • Acceso inmediato a agua segura, reduciendo hasta un 70% las enfermedades diarreicas.
  • Tecnología adecuada para zonas sin electricidad y de bajo costo de mantenimiento.
  • Mayor autonomía y ahorro de tiempo para las familias, especialmente mujeres y niños.

En esta fase se han instalado cuatro pozos en comunidades de las cuencas Paranapura y Huallaga: Nuevo Yurimaguas, La Campiña, Suniplaya y San Lorenzo del Armanayacu, beneficiando a más de 160 familias. Cada sistema ofrece caudales entre 12 y 20 litros por minuto, suficientes para abastecer a 25–40 familias por punto de captación.

El proyecto incluye diagnóstico hidrogeológico, sensibilización comunitaria, capacitación en uso y mantenimiento, y conformación de Juntas de Agua para garantizar la sostenibilidad. Además, promueve la participación activa de las familias y el liderazgo femenino en la gestión del recurso.

“Agua para la Vida y la Salud” demuestra que soluciones simples y sostenibles pueden transformar la salud pública y el bienestar social en la Amazonía. Este modelo es replicable en otras zonas rurales del Perú y Latinoamérica que aún luchan por acceder a agua segura.

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