Cáritas Diocesana de Ciudad Real presenta la campaña de Personas Sin Hogar 2025

“Sin hogar, pero con sueños” es el lema de la campaña de este año, en el que se cumplen 33 años de compromiso en la lucha por acabar con el sinhogarismo

 

Desde Cáritas Diocesana de Ciudad Real observamos con preocupación cómo sigue en aumento la vulnerabilidad de muchas personas y familias que no pueden ejercer su derecho a una vivienda digna y adecuada. Por ello, es urgente seguir sensibilizando a la sociedad y continuar interpelando a las administraciones públicas, garantes de los derechos humanos, sobre la realidad que están viviendo estas personas.

Es imprescindible comprender a la persona de forma integral, eliminando los prejuicios que distorsionan nuestra mirada. No podemos permitir que el Estado, las administraciones públicas, cada uno de nosotros y de nosotras, miremos hacia otro lado. Implicarnos significa acompañar, reclamar y denunciar sus derechos vulnerados, generando una red comunitaria y afectiva.

 

Las personas sin hogar no tienen un lugar propio para vivir, pero sí tienen una vida y una historia. Con el propósito de reconstruir los vínculos que les permitan volver a formar parte de la comunidad, Cáritas Diocesana de Ciudad Real acompañó en 2.024 a 578 personas en situación de sinhogarismo: 444 hombres y 134 mujeres, de las cuales 208 fueron personas migrantes. La mayoría de las atenciones se realizaron en los centros de urgencia (546 intervenciones). Además, el piso de autonomía, última fase del programa de inclusión, acompañó a cuatro personas durante el año.

 

Por todas ellas, en este 2.025, presentamos la campaña “Sin hogar, pero con sueños” que nos invita a adentrarnos en el camino interior de las personas y en el exterior de las relaciones y los vínculos. Ese camino interior no se ve, pero sostiene; es el de los sueños que aún viven cuando todo lo demás se ha perdido, el de la dignidad que resiste en silencio, la memoria, la ternura, la esperanza.

 

El sinhogarismo no es solo una falta de techo, sino también una ruptura de vínculos, derechos y dignidad.

 

Las personas que acompañamos desde Cáritas identifican varios factores que han desencadenado su situación actual.

 

Causas estructurales. La situación económica general influye directamente en el acceso a la vivienda. El desempleo, la precariedad laboral, los bajos ingresos y el aumento del coste de la vivienda incrementan la vulnerabilidad.

 

Causas institucionales. La falta de políticas públicas adecuadas, la insuficiencia de ayudas sociales y la complejidad burocrática. Agravan la situación de quienes están en riesgo de exclusión residencial.

 

Causas relacionales El aislamiento social, la soledad prolongada, los conflictos familiares y la violencia de género son factores clave. La ausencia de una red de apoyo sólida puede empujar a las personas a situaciones de sinhogarismo.

 

Causas personales. Problemas individuales como la discapacidad, la salud física y mental, las adicciones, el bajo nivel educativo, la situación migratoria irregular o el desconocimiento del idioma local pueden derivar o agravar el sinhogarismo.

 

Conclusiones del programa de sin hogar de Cáritas Diocesana de Ciudad Real

Los procesos de recuperación se ven prolongados por las dificultades de acceso al mercado laboral y a la vivienda. Incluso cuando las personas mejoran su autonomía y acceden a rentas como el Ingreso Mínimo Vital, su salida de los centros residenciales se retrasa por la escasez de vivienda disponible.

 

La salud mental sigue siendo uno de los principales retos en los procesos de mejora y recuperación. La falta de diagnóstico o la baja adherencia a los tratamientos impide, en muchos casos, la permanencia en los centros.

 

En cuanto a las personas migrantes en situación administrativa irregular o con irregularidad sobrevenida, los procesos de regularización son largos. Durante este tiempo, se trabaja en el desarrollo de habilidades sociales, personales y laborales. Sin embargo, los centros para personas sin hogar no siempre responden a las expectativas migratorias de quienes han dejado sus países en busca de un futuro mejor, aunque se encuentren en situación de exclusión residencial.

 

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