ESTA NAVIDAD, TÚ TIENES MUCHO QUE VER. SOMOS OPORTUNIDAD. SOMOS ESPERANZA.

A punto de cerrar el año, no lo terminamos mejor de lo que lo empezamos, y parece desolador. Nuevos focos de guerra y de desplazamientos forzosos nos llenan de angustia y las imágenes de miles de seres humanos sufriendo impotentes, nos sobrepasan; el reloj del cambio climático parece haber comenzado una marcha atrás sin retorno en la que se pone de manifiesto la desbocada intervención humana sobre la naturaleza en los últimos siglos, como expresa el papa Francisco en su última Exortación apostólica “Laudate deum”.

En este tiempo en el que la guerra en Ucrania y en Tierra Santa nos alertan de la necesidad urgente de construir caminos de paz y de entendimiento, transitamos entre la necesidad de sostener la esperanza y la desigualdad que ahoga a miles de personas en la pobreza y en la falta de oportunidades para salir de ella.

En Cáritas sabemos bien de qué hablamos y de quiénes hablamos. Estas personas forman parte de los diferentes proyectos y programas que Cáritas ha ido poniendo en marcha en la diócesis para estar cerca, acompañar y cuidar a cientos de personas, de familias, que necesitan nuevas oportunidades para mejorar sus vidas, para salir del vacío que supone la falta de un empleo, o para proyectar la vida en un hogar a pesar de lo difícil o casi imposible que supone acceder a una vivienda.

Son muy diversas las circunstancias que a cada persona le han llevado a encontrarse un día expulsada de una vida normal y corriente, como la entendemos la mayoría de personas que tenemos lo necesario y suficiente, y un día se encuentra en la calle, violentada, abandonada, precarizada, sola y sin recursos. Son muchas las circunstancias sobrevenidas que hacen que la vida se quiebre en un instante, y todo puede cambiar y dar un giro de trescientos sesenta grados.

Esta Navidad convivirán las luces que vemos, la alegría, la fiesta, las ganas de celebrar esa necesidad de esperanza y de luz que todas las personas necesitamos para vivir. Pero también estarán las sombras que oscurecen nuestro corazón: las ausencias de quienes ya no se sentarán a nuestra mesa, los conflictos no resueltos con familiares o amigos, nuestras cargas personales y la tristeza de nuestras propias incoherencias.

Y junto a todo, también estará esa Navidad que sentimos lejana y que nos cuesta ver, aquella que permanece oculta tras esas luces brillantes que nos deslumbran y nos impiden ver las sombras de la pobreza y la soledad en muchos hogares, las sombras de los que buscan un lugar, una tierra, una casa para ser y vivir; las sombras que ocultan los sueños de paz y de convivencia en tantos lugares del planeta.

Es la Navidad que nos deja ver el reciente informe de Análisis y Perspectivas de la fundación Foessa, “Ingresos y gastos: una ecuación que condiciona nuestra calidad de vida”, en el que se muestra cómo el índice de ingresos y gastos y su desproporción, determina el acceso a bienes de primera necesidad como los alimentos o la vivienda, tan imprescindibles para vivir una vida con dignidad.

En este tiempo de Adviento y Navidad tenemos la oportunidad de volver a nacer con Jesús y tratar de ser las personas que estamos llamadas a ser, esas personas que, a pesar de ser frágiles y vulnerables, somos capaces de hacer cosas grandes y hermosas para mejorar la vida de las personas que tenemos a nuestro alrededor.

En Navidad, sacamos a la luz nuestra capacidad de brillar con generosidad para los demás a través de una mirada, una sonrisa, un gesto sencillo y solidario con el que expresamos que otras personas, otras realidades y acontecimientos que ocurren cerca y lejos de nuestra vida, nos importan de verdad.

UNA NAVIDAD CON UN NUEVO PROPÓSITO.

Esta Navidad tenemos una nueva oportunidad para no dejarnos cegar por las luces de la apariencia y de la superficialidad, de la alegría fácil que no ve más allá de nuestros propios caprichos o necesidades. Es cierto que también está ahí la tentación de la sombra, de la angustia que da no poder digerir el dolor, la enfermedad, la muerte.

Pero Dios viene y sale a nuestro encuentro.

Vivamos esta Navidad de forma distinta, revisemos nuestra fe, nuestra actitud ante la vida, nuestra forma de pensar, de reaccionar y de sentir, y demos el paso para nacer de nuevo con Jesús, como hizo el mismo Nicodemo, y poder ver con ojos nuevos.

ENFOCA LA MIRADA Y ABRE EL CORAZÓN.

No podemos dejar que se nos nuble la mirada con el miedo, la pereza, la indiferencia o la resignación ante las cosas que ocurren en el mundo y en nuestra realidad más cercana. Para ver es necesario confiar, hacerse de nuevo niño, niña, y esperar con asombro nuevo, humilde, sencillo.

El Adviento es un tiempo muy especial que nos va llevando de la mano y nos puede ayudar a enfocarnos en lo que de verdad queremos vivir y ver. Llega el tiempo de Dios en el que busca hacerse de nuevo presente para sorprendernos y descolocarnos, para llamar a nuestra puerta y entrar en nuestra casa.

CONTEMPLA EL MUNDO CON LOS OJOS DE DIOS.

A veces la vida es como el mismo desierto, inmenso, desbordante, pero vacío. Vivimos estresados y llenos de planes y de actividad, muchas veces para no enfrentar los desiertos que nos hacen sentir el vacío de la soledad, de la falta de sentido de la vida, del dolor incrustado en nuestra propia humanidad. Es precisamente en cada desierto de nuestra propia vida donde podemos escuchar la verdad que vive en nuestro interior.

PON LA MIRADA EN ACCIÓN.

El lema de la campaña ESTA NAVIDAD, TU TIENES MUCHO QUE VER. SOMOS OPORTUNIDAD, SOMOS ESPERANZA, nos recuerda que todos tenemos mucho que ver en las oportunidades que otras personas pueden tener. Lo que hagamos o dejemos de hacer, lo que podamos aportar puede dar vida, aliviar la soledad, sanar el alma, hacer que otros y otras sientan que la vida brota nueva en ellas.

Nuestra tarea no consiste solamente en cubrir necesidades de los otros, sino en descubrir todas las posibilidades de vida nueva que cada persona llevamos dentro, y esto se convierte en esperanza.

Esta Navidad nos gustaría pedir que seamos capaces de abrir los ojos.

Abrir los ojos y mirar a esa otra Navidad que casi se nos hace invisible de tan cercana y conocida, la de quienes se van a dormir soñando con una vida digna, la de quienes piden como deseo una oportunidad para salir de la pobreza y la exclusión, la de quienes se ven obligados a emprender un camino incierto para buscar un futuro mejor.

En estos días en que celebramos y recordamos el nacimiento del Hijo de Dios, nos reafirmamos en nuestra historia de servicio y compromiso con las más personas más frágiles y vulnerables. Convencidos de que el Amor es el motor que nos impulsa a ponernos en el lugar del otro.

Terminamos la presentación con la invitación que hace Cáritas a vivir este tiempo de Adviento y Navidad con una mirada nueva que dialoga y comprende, que se compadece y se llena de ternura, que invita a tejer encuentros y gestos sencillos que aporten alegría, descanso y esperanza a quien lo recibe. Una mirada que sale del corazón y ofrece la ilusión de una nueva vida.