MIRANDO 30 AÑOS HACIA ATRÁS

Cáritas siempre se ha sentido interpelada por el dolor del ser humano, de manera especial por las personas que se encuentran en los escalones más bajos de la exclusión.

En Alcázar de San Juan, ha existido y sigue existiendo una realidad de pobreza importante, la que presentan las personas en situación de Sin Hogar. Por aquellos años se atendían a más de 1000 por año. Estamos en plena crisis posterior al boom que supuso el 92.

Se pierde en los anales de la historia el momento en el que Cáritas de Alcázar (intentando mejorar su situación), ofrece a las personas entonces llamadas Transeúntes (en su argot Carrilanos), algo de comida, ropa y una ayuda para seguir desplazándose.

Esta forma de atender estaba siendo claramente mejorable, buscando que las personas de este colectivo tuvieran una alternativa distinta y que rompiendo con la dinámica que llevan y que pudieran retomar las riendas de su vida, dignificándola teniendo en el punto de mira final la autonomía.

Es por ello que esta Cáritas local decide unirse al todavía Programa Diocesano de Atención a Personas Sin Hogar

Después de las adaptaciones necesarias en un local ubicado en la Plaza de Barcelona (Placeta de Barcelona), se pone en marcha el dispositivo de atención a estas personas. Corre el año 1993 y el 10 de mayo se abre la puerta.

Lo primero siempre la acogida, después aseo personal, ropa, comida, a veces medicinas, llamadas de teléfono (todavía no existían los móviles). Falta la oferta estrella: que la persona que llega (rota, sin rumbo, …) pueda parar, quedarse, pensar, reflexionar y si llega el momento dejarse acompañar en un camino de recuperación personal (hábitos, relaciones sociales, relación con la familia, adicciones, incorporación laboral, o la búsqueda de otros recursos (centros adecuados a su situación). Contando con los talleres ocupacionales y el alojamiento en pensiones.

Todo esto con un buen grupo de personas voluntarias, más de 80 en aquellos momentos, entregadas, entusiasmadas, aportando su tiempo y su ser a esta tarea.

Con el devenir del tiempo estas dependencias se quedan cortas y hay buscar atender las demandas de alojamiento de manera más adecuada. En noviembre de 2002 se pone en marchas el centro Samaria.

Después de muchas peticiones a instituciones públicas y privadas se apuesta no sin recelos ni riesgos, por la construcción de las actuales dependencias en los terrenos de la parroquia de San Juan.

Es mucha la ilusión de todos estos años, mucho esfuerzo, también decepciones y por qué no decirlo frustraciones y fracasos, pero por encima de todo el convencimiento de haber mejorado la vida de muchas personas a lo largo de estos 30 años.

 

José Álvarez Botija 
Director Centro Samaría