Presentación del Informe FOESSA en Ciudad Real
En la tarde del jueves Thomas Ubrich presentó en la Sala ACUA de la capital el informe regional de Castilla La Mancha
Cáritas Diocesana de Ciudad Real presentó a la sociedad el Informe FOESSA «Exclusión y desarrollo social en Castilla -La Mancha», documento que refleja la radiografía social existente en la sociedad tras el paso de la crisis sanitaria y la pandemia que azotó el mundo en marzo de 2020. Para ello, se contó con Thomas Ubrich, sociólogo y miembro del equipo técnico de la Fundación FOESSA. Quién desgrano el informe desvelando los escalofriantes datos que se revelan.
La exclusión social es más que la falta de dinero, es la acumulación de dificultades que se producen en cadena cuando se entra en riesgo extremo de pobreza, es un alejamiento del espacio central de la sociedad y por tanto es multifuncional. Si se compara este dato con el último informe el de 2018, se observa un incremento de personas en situación de exclusión severa; pasando del 8,5 millones a 11 millones en la actualidad.
La crisis sanitaria ha sacudido el mercado laboral aumentando el desempleo total del núcleo familiar, pero además, tener un empleo a día de hoy no significa tener garantizado los ingresos mínimos y por consiguiente, poder sustentar a la familia. Tendríamos que hacer la diferenciación de tener o no tener un buen trabajo, entendido este como un trabajo que cumpla con la legalidad y los salarios que fija el mercado laboral. Esto provoca que existen 41.000 familias en nuestra región que poseen ingresos inestables provenientes de trabajos esporádicos o que se sustentan en economía sumergida.
Otro dato significativo es que el 16% de los hogares castellano manchegos han dejado de comprar medicamentos por no tener los ingresos que le permiten acceder a ellos, y por tanto tener que establecer prioridades como poder comer antes de poder seguir tratamientos médicos. Derivado de los problemas de salud, se extrae el dato de que la tasa de exclusión social se duplica en familias en la que algún miembro sufre trastornos de salud mental.
Después del confinamiento y la escasa vida social, se ha observado una tendencia que produce mayor aislamiento y debilitamiento de la ayuda mutua. El permanecer de forma permanente en los domicilios ha provocado que aumente la tensión general en la población y se produzca cierto rechazo a las relacione sociales. Por lo que en la actualidad, la población con dificultades sociales se dispara a una cuarta parte de la población total.
La brecha digital es otro de los grandes indicadores que provocan incremento de la desigualdad; no tener dispositivos, conexiones o competencia digitales excluye aún más.Todo esto deja de manifiesto que la crisis no ha afectado de forma igual a todos. 479 millones de personas se encuentran en situación de exclusión social. Lo que quiere decir que la brecha de la exclusión se ha disparado de forma exponencial, atacando a los más débiles de la sociedad, teniendo en cuenta los nuevos perfiles que han ido surgiendo por la prolongación de la situación. Si en 2018 hablábamos de una cronificación de la pobreza, en la actualidad se incorporan estos nuevos perfiles provenientes de familias normalizadas, que han visto su situación truncada al no poder garantizar los ingresos de la unidad familiar.